Lectura de un Tratado de Psiquiatría.Trastornos mentales orgánicos (I)

 

 

Trastornos mentales orgánicos (I)
A. Moríñigo Domínguez, J. Labrador Freire
Fuente:
http://www.psiquiatria.com/

INTRODUCCIÓN
La sección sobre Trastornos Mentales y del
Comportamiento de la CIE-10 comienza con
los trastornos mentales orgánicos, incluidos
los sintomáticos (F00 a F09). Se advierte que
el uso del término orgánico no implica que los trastornos
mentales descritos en otros lugares no puedan
tener un sustrato cerebral, pero que en estos
trastornos se destaque lo orgánico significa aquí que
el síndrome clasificado como tal puede ser debido a
una enfermedad cerebral orgánica o sistémica diagnosticable
en sí misma. Reserva la CIE-10 el término
sintomático para los trastornos mentales orgánicos
en los que la afectación cerebral es secundaria a un
trastorno o enfermedad sistémica extracerebral.
En estos trastornos la disfunción puede ser primaria,
si la enfermedad afecta directa y selectivamente
al cerebro, o secundaria si diversos órganos y sistemas
–entre otros el cerebro– se ven afectados. Esta
sección no incluye los trastornos cerebrales secundarios
al consumo de alcohol y sustancias psicotropas.
Es importante subrayar también, siguiendo siempre
a la CIE-10, cómo las llamadas funciones cognoscitivas
superiores (memoria, orientación, inteligencia,
funciones visoconstructivas…) son las que se
ven especialmente alteradas en estos trastornos orgánicos,
cuyo espectro de manifestaciones psicopatológicas
es muy amplio: desde alteraciones
sensoperceptivas
–alucinaciones–, del pensamiento –ideas
delirantes–, de la afectividad –depresión– a la personalidad
y conducta.
Se verán en primer lugar las demencias (F00,
F01, F02 y F03), a continuación el síndrome amnésico
(F04) y el delirium (F05), para acabar con los
trastornos sintomáticos y de la personalidad y el
comportamiento.

DEMENCIA
CONCEPTO DE DEMENCIA
Definiciones

La Clasificación Internacional de Enfermedades
(CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
en su 10ª revisión (1), exige como mínimos para el
diagnóstico de una demencia el que se trate de un
síndrome debido a una enfermedad del cerebro, en
general crónico o progresivo, con déficits de varias
funciones corticales superiores, como orientación,
memoria, pensamiento, comprensión, juicio, lenguaje,
cálculo o capacidad de aprendizaje. Este síndrome
demencial se da sin trastorno de consciencia.
El déficit cognitivo se acompaña de alteraciones
en el control emocional, motivaciones o comportamiento
social.

La CIE-10 añade la posibilidad de que se presenten
síntomas depresivos, alucinaciones o ideas delirantes.
Se viene discutiendo que este tipo de síntomas
son nucleares en las demencias, aunque no son
precoces en su presentación, no siendo adecuada su
consideración como complicaciones.
Advierte la CIE-10 sobre la importancia de descartar
falsos positivos, esto es, aquellos casos que sin
ser una demencia pueden tener una presentación clínica
similar (muy especialmente el síndrome demencial
de la depresión –pseudodemencia).
Finalmente, se destaca como necesario el que haya
una pérdida de autonomía que repercuta en la vida
cotidiana (dificultad para asearse solo, vestirse,
comer… ), subrayándose además la importancia de
considerar el contexto sociocultural a este respecto.
La demencia es, pues, un síndrome, y las demencias
son enfermedades. La demencia es un síndrome
adquirido, global y difuso, pero no todas las funciones
son al mismo tiempo deficitarias, en todo caso
funciones intelectuales, memoria y personalidad se
ven alteradas en mayor o menor grado desde el principio
(2).
Clasificación
La CIE-10 clasifica las demencias en 3 grandes
grupos: demencias en la enfermedad de Alzheimer
(F00), demencia vascular (F01) y demencias clasificadas
en otro lugar (enfermedad de Pick, enfermedad
de Huntington, en infección por VIH…), acabando
con un grupo de demencias sin especificar. En la Tabla
I se resume dicha clasificación.

Retrato de Kraepelin

ASPECTOS HISTÓRICOS
En 1835 Esquirol define la demencia como una
enfermedad cerebral caracterizada por una afectación
de la razón, la comprensión y los impulsos,
acompañada por una reducción de la memoria, la
atención y la capacidad de juicio. Previamente Pinel
(1806) había entendido las demencias como una de
las 5 formas básicas de enfermedad mental, en que
la capacidad de pensar está suprimida.
Es en Alemania de la mano de Kraepelin donde se
inicia la historia de la enfermedad de Alzheimer, al
decidir que el caso clínico descrito por Alois Alzheimer
en 1906 constituía una nueva enfermedad. Alzheimer
había descrito “una enfermedad peculiar del
córtex cerebral” en una paciente de 51 años que había
sido hospitalizada con un cuadro de delirio celotípico,
con abundantes síntomas atípicos: daño de memoria,
desorientación, trastornos de lenguaje y
atención. La paciente fallece tras unos 4 años y medio
de hospitalización con un cuadro de grave deterioro,
con apatía, desorientación y confusión. En el
estudio neuropatológico Alzheimer describe una im-
portante pérdida neuronal, abundantes placas seniles
y ovillos neurofibrilares, además de cambios arterioescleróticos.
Lo que Alzheimer estaba diciendo como
novedoso era que la aparición de esta combinación
de síntomas y hallazgos en una paciente relativamente
joven era “peculiar” (einartiges). Por lo demás, los
primeros casos descritos eran todos muy similares,
de aparición precoz y curiosamente hechos por autores
muy próximos al laboratorio de Alzheimer. Desde
el punto de vista histórico es interesante observar cómo
el paradigma cognitivo se va consolidando, estrechándose
progresivamente el síndrome, hasta el punto
de que la presencia de síntomas psiquiátricos
(delirios y alucinaciones) pierde importancia, lo cual
no ha pasado sin consecuencias, como se verá a la
hora de describir los criterios diagnósticos y la visión
actual del problema desde el ángulo psiquiátrico.
Desde el primer momento el concepto de demencia
implicó el de cronicidad e irreversibilidad, con-
ceptos que no pueden ser sostenidos ya, puesto que
muchos cuadros secundarios son reversibles tras tratamiento
adecuado.
No hay que olvidar los importantes estudios de
Blessed y Tomlinson en 1968 (3) que acaban con la
confusión terminológica de calcificación y esclerosis
cerebral, clasificando los subtipos de demencias en enfermedad
de Alzheimer (un 50% de los casos), demencias
vasculares (un 15%), un 25% de cuadros mixtos,
esto es con síntomas vasculares y demencia de tipo
Alzheimer, y un 10% de casos de otra etiología.

Tabla I
Resumen de la clasificación
de demencias en la CIE-10

F00 DEMENCIA EN ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
F00.0 De inicio precoz, <65 años F00.1 De inicio tardío, >65 años
F00.2 Atípica o mixta – componente vascular y de Alzheimer
F00.9 Sin especificar
Demencias de causa desconocida, inicio insidioso y deterioro
lento y progresivo. Esencialmente corticales
F01 DEMENCIA VASCULAR
F01.0 De inicio agudo
F01.1 Multiinfarto
F01.2 Demencia vascular subcortical
F01.3 Demencia vascular mixta cortical y subcortical
Demencias de comienzo brusco, apoplético, tras un ictus
transitorio o infartos, trombos o embolias repetidas.
Frecuentemente cortical y subcortical
F02 DEMENCIAS EN ENFERMEDADES CLASIFICADAS
EN OTRO LUGAR
F02.0 Demencia en enfermedad de Pick
F02.1 Demencia en enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
F02.2 Demencia en enfermedad de Huntington
F02.3 Demencia en enfermedad de Parkinson
F02.4 Demencia en infección por VIH
F02.8 Demencia en enfermedades especificas clasificadas
en otro lugar (intoxicación por CO, epilepsia,
enfermedad de Wilson, hipotiroidismo, esclerosis
múltiples, LES, déficit de vitamina
B12,…)
F03 DEMENCIA SIN ESPECIFICACIÓN

La terapia electroconvulsiva,de las más efectivas en Psiquiatría

PSIQUIATRÍA
Fuente:

http://psiquiatria.diariomedico.com

LA TEC, DE LAS MÁS EFECTIVAS EN PSIQUIATRÍA
Una terapia con injusta mala fama
La terapia electroconvulsiva (TEC), mal llamada electroshock, arrastra la mala fama de tratamiento peligroso o desagradable y de instrumento de tortura, en parte gracias al cine, pero cincuenta años después sigue utilizándose en la mayor parte de hospitales del mundo occidental por ser considerada, según la evidencia científica, segura y efectiva en casos de depresión grave, trastorno bipolar y algunas formas de esquizofrenia. Incluso se está investigando si puede resultar útil en enfermedades neurológicas como, por ejemplo, el Parkinson.La terapia electroconvulsiva (TEC), mal llamada electroshock, arrastra una injusta mala fama, a pesar de haber demostrado ser un tratamiento seguro y eficaz para la depresión mayor, el trastorno bipolar y algunos tipos de esquizofrenia, que nunca ha dejado de utilizarse en hospitales de toda España, si bien de manera heterogénea por territorios.A los prejuicios sobre esta técnica, derivados de la inadecuada información, ha contribuido especialmente el cine, que la ha asociado a punición, castigo, electrocución y silla eléctrica. Curiosamente, a pesar de su mala fama, esta terapia se ha aplicado en mayor proporción en pacientes de nivel socio-económico y cultural alto y en el sector sanitario privado. 

“Este tratamiento forma parte de todas las guías clínicas que hay en el ámbito internacional porque es una de las más efectivas en psiquiatría”, ha asegurado Miguel Bernardo, director del Programa de Esquizofrenia del Clínico de Barcelona y profesor titular de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona. El Plan Director de Salud Mental de la Generalitat ha encargado a los psiquiatras de la comunidad autónoma que elaboren una guía de buena práctica clínica específica, similar a las que ya existen en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia, Holanda y España (desde hace diez años, elaborada por la Sociedad Española de Psiquiatría).

Manuel Arrojo, jefe del Servicio de Salud Mental del Servicio Gallego de Salud (Sergas), ha explicado que esta terapia la utilizan la mayor parte de servicios de psiquiatría de esta comunidad autónoma y en el documento de prioridades sanitarias figura como objetivo que todas las áreas dispongan de programas de terapia electroconvulsiva de mantenimiento en depresión y trastornos afectivos.

“Llevamos más de cincuenta años de experiencia, incluyendo su aplicación en niños, adolescentes y personas mayores de 80 años, y es efectiva, segura y accesible, porque no requiere instalaciones muy costosas y la mayor parte de casos se tratan de manera ambulatoria”, ha precisado Bernardo, cuyo centro -Hospital Clínico- es, junto con el Hospital de Bellvitge, de referencia en la materia en Cataluña, puesto que también investigan en ella.

La terapia se realiza de manera interdisciplinaria (psiquiatría, anestesiología y enfermería) y las dosis de electricidad en las que se basa son las equivalentes a las de una bombilla de 20 vatios durante doce segundos, utilizadas entre seis a doce sesiones más las que sean necesarias de mantenimiento para evitar recaídas.

“Es considerado un tratamiento de primera elección, pero a menudo se espera demasiado a utilizarlo, optando primero por tratamientos farmacológicos menos efectivos”, han asegurado Bernardo y Arrojo. En las depresiones con más base biológica (melancólicas) se logran índices de respuesta positiva que oscilan entre el 60 y el 80 por ciento, mientras que las terapias farmacológicas no alcanzan el 50 por ciento.

Tanto Bernardo como Arrojo admiten que en un pequeño porcentaje de casos los pacientes rechazan la terapia, precisamente por los prejuicios, pero también los hay que lo solicitan directamente a su psiquiatra porque se han informado antes bien al respecto o conocen los resultados obtenidos en amigos y familiares.

Tratamiento sencillo
El tratamiento no tiene nada que ver con lo que ha mostrado el cine: el paciente se acuesta en una camilla y durante la terapia se registran su sondas cerebrales y cardiacas y se le suministra oxígeno a través de una máscara; a continuación se coloca una pequeña aguja en una vena del brazo y se inyecta la medicación anestésica. Pocos segundos después comienza a parecer sueño y se administran los fármacos relajantes musculares. De uno a tres minutos más tarde aparece la relajación y llega el momento de aplicar la TEC, que se administra mediante un aparato modular computerizado específico para este tratamiento. La respuesta muscular al estímulo eléctrico es muy pequeña (apenas se ve), y la convulsión no dura más de un minuto. Cinco a diez minutos después el enfermo se comienza a despertar.

EVOLUCIÓNLos psiquiatras Lazlo Joseph von Meduna y Manfred Sakel se disputaron durante años la paternidad de la terapia convulsiva. Von Meduna en 1933 postuló la hipótesis, actualmente desechada, del antagonismo entre esquizofrenia y epilepsia; hipótesis que dio lugar a la provocación de convulsiones por diferentes métodos, como eran el uso de la insulina, el alcanfor o el cardiazol.El 18 de abril de 1938, Cerletti y Bini utilizaron por primera vez corriente eléctrica para provocar convulsiones y, por sus ventajas sobre los demás métodos terapéuticos, la técnica se difundió rápidamente.A partir de 1951 se administró junto con un agente anestésico (barbitúrico) y un relajante muscular (succinilcolina), procedimiento conocido como terapia electroconvulsiva modificada, que disminuyó de forma importante las fracturas y luxaciones asociadas a la crisis comicial, sin impedir su efecto terapéutico.En adelante se disminuyó la cantidad de corriente eléctrica necesaria.

OBJETO DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO
La terapia electroconvulsiva (TEC), sobre la que se continúa investigando en su mecanismo en acción, trata de provocar sobre el sistema nervioso central varias crisis comiciales generalizadas, de tipo tónico-clónico, con una duración total, para toda la serie, de 200 a 250 segundos. Para obtener esa convulsión se hace llegar una carga de electrones con una potencia determinada hasta el sistema nervioso central, donde conseguirá una despolarización sincrónica de todas las neuronas y el inicio del ritmo reclutante. Con posterioridad a las crisis se observan múltiples cambios, algunos relacionados con el efecto terapéutico y otros adversos (pérdida temporal de memoria y morbimortalidad asociada a la anestesia, que es similar a la usada en extracción dental). Se usa también en riesgo de suicidio en combinación con trastorno mental grave, esquizofrenia catatónica y esquizofrenia con compromiso afectivo o manía, y se está investigando su uso en Parkinson y epilepsia. También se analizan fórmulas para hacer estimulación selectiva sin producir convulsiones (ni requerir anestesia) y la estimulación cerebral profunda para formas muy resistentes de depresión, y se realizan estudios neuroquímicos, neurobiológicos, neurogenéticos y de neuroimagen.

EVOLUCIÓN
Los psiquiatras Lazlo Joseph von Meduna y Manfred Sakel se disputaron durante años la paternidad de la terapia convulsiva. Von Meduna en 1933 postuló la hipótesis, actualmente desechada, del antagonismo entre esquizofrenia y epilepsia; hipótesis que dio lugar a la provocación de convulsiones por diferentes métodos, como eran el uso de la insulina, el alcanfor o el cardiazol.
El 18 de abril de 1938, Cerletti y Bini utilizaron por primera vez corriente eléctrica para provocar convulsiones y, por sus ventajas sobre los demás métodos terapéuticos, la técnica se difundió rápidamente.
A partir de 1951 se administró junto con un agente anestésico (barbitúrico) y un relajante muscular (succinilcolina), procedimiento conocido como terapia electroconvulsiva modificada, que disminuyó de forma importante las fracturas y luxaciones asociadas a la crisis comicial, sin impedir su efecto terapéutico.
En adelante se disminuyó la cantidad de corriente eléctrica necesaria.

La personalidad ansiosa,mayor discapacidad cuando hay dolor de espalda

NOTICIAS
enfermedades mentales / Tr. personalidad y hábitos / Trastorno ansioso de la personalidad(evitación)
27/sep/2011 · Pain Medicine. 2011 Sep

Los pacientes de personalidad ansiosa son los que sufren mayor discapacidad a causa del dolor de espalda.

Fuente: http://www.psiquiatria.com/

La ansiedad como rasgo de la personalidad es el factor que más incide en la incapacidad por dolor de espalda de los españoles, por encima incluso del dolor que provocan estos problemas de salud, según un estudio realizado sobre un total de 123 pacientes tratados en unidades del dolor de nueve hospitales de ocho ciudades españolas. Sus resultados se publican en la revista especializada ‘Pain Medicine’.

Según la doctora Jenny Moix, primera autora del estudio, «investigaciones previas con pacientes anglosajones demostraban que la incapacidad por dolor de espalda estaba muy influenciada por el miedo, las conductas de evitación y el «catastrofismo», es decir, que el dolor de espalda resulta más limitante en aquellas personas que dramatizan su situación y piensan ‘ya no puedo más'».

Sin embargo, otros estudios demostraban que factores culturales influían en esos componentes psicológicos. De hecho, varios estudios realizados con españoles habían demostrado que varios de esos factores -como el miedo, las conductas de evitación y el catastrofismo- no tenían influencia relevante en ellos.

«Por eso consideramos importante evaluar el efecto del conjunto de las variables psicológicas que podían influir en el grado de discapacidad: la ansiedad, la depresión y la ira, además del catastrofismo», explica esta investigadora, profesora de Psicología en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Este trabajo, financiado por el Fondo de Investigaciones Sanitarias del Ministerio de Sanidad y la Fundación Kovacs, revela, según esta experta, «que el factor que más incide en la incapacidad es la ansiedad, por encima del dolor».

«El factor que más incide en la incapacidad es la ansiedad, por encima del dolor. Concretamente la ansiedad rasgo -es decir, lo ansioso que se siente normalmente la persona, en otras palabras, lo ansiosa que es- y no lo ansiosa que está en un momento dado», indica.

Para el doctor Francisco Kovacs, la investigación demuestra que, en los pacientes españoles, «la ‘ansiedad-rasgo’ es la única variable psicológica que se asocia con el grado de discapacidad». «Cuando se tiene en cuenta su efecto se demuestra que es nulo el del catastrofismo, la ira, la depresión o la ‘ansiedad-estado'».

Además, la ‘ansiedad-rasgo’ se correlaciona también con el grado de discapacidad, la intensidad del dolor, el haber sido operado de la espalda sin éxito y el tener un bajo nivel sociocultural.

«A partir de estos resultados, futuros estudios deberán determinar si el pronóstico del dolor de espalda y la incapacidad que causa es peor en los pacientes con personalidades más ansiosas y, en el caso de ser así, si los tratamientos orientados a mejorar la ansiedad mejoran la evolución del dolor y la incapacidad en esos pacientes», ha indicado el doctor Kovacs.

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El efecto del trastorno de personalidad por evitación sobre la persistencia del trastorno de ansiedad social generalizada en la población general: Resultados de una encuesta longitudinal, de salud mental representativa a nivel nacional.
Brian J. Cox; Danielle L. Turnbull; Jennifer A. Robinson…(et.al)

 

Los universitarios que fuman y beben abusan más de los fármacos

NOTICIAS
enfermedades mentales / Trastornos infantiles / Tr .Mentales orgánicos y Consumo de tóxicos
26/sep/2011 · Journal of Public Health. 2011 Sep
Fuente:
http://www.psiquiatria.com/

Los universitarios que fuman, beben y consumen cannabis son los que más abusan de los fármacos.

Una investigación de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) sobre hábitos de consumo de drogas en universitarios ha revelado que aquellos estudiantes que consumen tabaco, alcohol o cannabis son también los que más abusan de medicamentos sin prescripción médica, ya que se trata de «una forma más de policonsumo de drogas».
Así se desprende de los resultados de un estudio en el que han participado unos 1.400 estudiantes de primero de carrera cuyos resultados publica la revista ‘Journal of Public Health’.

Los estudiantes respondieron de forma anónima a un cuestionario que, por un lado, incluía un test para la identificación de trastornos por uso de alcohol (AUDIT) y unas preguntas adicionales en el que se incluían variables socioeconómicas, variables sobre las expectativas en el consumo de alcohol y sobre consumo de fármacos.

Sobre la ingesta de fármacos, los investigadores encontraron «un consumo muy elevado» para todos los grupos de medicamentos, especialmente en aquellos indicados para la fiebre, para el dolor, estimulantes, vitaminas y minerales, ansiolíticos y sedantes.

Aunque estos resultados coinciden con los obtenidos en la última Encuesta Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad, el profesor Francisco Caamaño, principal autor de la investigación, reconoce al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) que «son unos consumos altos».
Del mismo modo, hallaron una importante asociación entre el abuso de fármacos y el de cannabis, tabaco y alcohol, sobre todo al analizar los fármacos no prescritos.

«Los alumnos que consumen estas tres drogas son también los que más fármacos no prescritos toman», añade este experto, ya que además esta asociación se mantiene para los que consumen cannabis «a los dos años de seguimiento».
Otro dato relevante es que los alumnos que viven fuera de casa durante la época universitaria tienen un consumo de fármacos un 35 por ciento superior a los que viven con sus padres.

El estudio encontró que la prevalencia de consumo de riesgo de alcohol al inicio del estudio se situó en el 37 por ciento, del 30 por ciento para el tabaco y del 20 por ciento para el cannabis.

A los dos años, la prevalencia del consumo de riesgo de alcohol se incrementó pasando al 53,4 por ciento, mientras que descienden ligeramente la de consumo de tabaco (29%) y la de consumo de cannabis (17%).

«En cuanto al sexo, las mujeres al principio del estudio son las que más fármacos consumen –en torno a un 70 por ciento más–, excluidos los anticonceptivos, lo que se puede atribuir a los fármacos ligados al dolor menstrual», concluye el estudio.

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Consumir cannabis a edad temprana afecta el sistema nervioso de manera irreversible.

La influencia de los compañeros, el deseo de imitar el comportamiento de los adultos y un proceso de socialización, factores del consumo de alcohol entre adolescentes.

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Lilly invierte en el tratamiento de las enfermedades no transmisibles

NOTICIAS
otras áreas de psiquiatría / Laboratorios / Lilly
23/sep/2011 · Jano on-line. 2011 Sep
FUENTE:
http://www.psiquiatria.com/

Lilly invierte 30 millones de dólares en el tratamiento de las enfermedades no transmisibles.

Eli Lilly and Company ha anunciado la inversión de 30 millones de euros durante los próximos cinco años para combatir las enfermedades no transmisibles en los países en desarrollo. Entre los planes de la compañía, figura la identificación de nuevos modelos de cuidados a los pacientes que incrementen el acceso a los tratamientos y mejoren los resultados de los pacientes. Para ello, contará con el apoyo de diversas organizaciones de ámbito global, canalizado a través de la Alianza NCD de Lilly.

Las enfermedades no transmisibles (NCD) incluyen las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y las enfermedades respiratorias crónicas. La primera fase de la Alianza NCD de Lilly estará centrada en la mejora del cuidado de la diabetes en comunidades de Brasil, India, México y Sudáfrica.

“Las enfermedades no transmisibles están haciendo estragos entre los más débiles”, ha comentado John Lechleiter, presidente del consejo de administración, presidente de la compañía y CEO. “Tenemos la responsabilidad de ayudar en la lucha global contra las enfermedades crónicas. Por eso, Lilly contribuirá con su amplia experiencia en diabetes y cáncer, así como con su gran capacidad de investigación.

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Se celebra el acto de entrega de la V Edición de los Premios “Toda una vida para mejorar”.

La Asociación FEAFES-Ávila FAEMA y el reportaje “El poder de la palabra” del periódico El Día reciben los premios “Toda una Vida para Mejorar”.

Otorgan el World Business and Development Award al laboratorio Lilly por su lucha contra la tuberculosis.

Lilly, primera empresa en el ranking Best Workplaces.

Lilly se sitúa entre las 50 primeras compañías para mujeres ejecutivas por fomentar su avance.

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Mejoría del dolor articular en un cuadro depresivo concomitante tratado con duloxetina.
José Diego Yllanes Vizcay, Adrián Cano Prous, Gloria Sarria Quiroga

 

La depresión se asocia con un mayor riesgo de ictus

METANÁLISIS DE 30 ESTUDIOS

La depresión se asocia con un mayor riesgo de ictus.

Fuente:

 
Un análisis de cerca de 30 estudios que incluyeron a más de 300.000 pacientes concluye que la depresión está asociada con un riesgo significativamente mayor de padecer un ictus y morir por esta causa, según un artículo que se publica hoy en The Journal of the American Medical Association.

An Pan, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, en Boston, ha realizado una revisión sistemática y un metanálisis de estudios de cohortes prospectivos para describir la asociación entre la depresión y el riesgo de ictus total y de sus subtipos. Los investigadores realizaron una búsqueda en la literatura médica e identificaron 28 estudios prospectivos de cohorte que cumplieron los criterios para su inclusión en el análisis. El trabajo, que incluyó a 317.540 participantes, informó de 8.478 casos de ictus en un periodo de seguimiento de 2 a 29 años.

Los investigadores encontraron que, cuando los datos de los estudios se combinaron, el análisis indicó que la depresión se asoció con un 45 por ciento más de riesgo de ictus total, un 55 por ciento más de riesgo de ictus fatal y un 25 por ciento más de riesgo de accidente cerebrovascular isquémico. La depresión no se asoció con un riesgo mayor de ictus hemorrágico. (JAMA; 2011; 306 [11]: 1241-1249).

Otra noticia + de Psiquiatría

Confirman una relación bidireccional entre epilepsia y esquizofrenia.

Investigadores de Taiwán han confirmado una relación bidireccional entre la esquizofrenia y la epilepsia. Su estudio, que se publica hoy en Epilepsia, informa de que los pacientes con epilepsia tenían casi ocho veces más probabilidades de desarrollar esquizofrenia y las personas con esquizofrenia estaban cerca de tener seis veces más probabilidades de desarrollar epilepsia.

Estudios clínicos anteriores habían demostrado una prevalencia de psicosis entre los pacientes con epilepsia y otras investigaciones habían encontrado una fuerte relación entre la esquizofrenia y la epilepsia, lo que sugiere una susceptibilidad compartida entre las enfermedades que pueden ser el resultado de causas genéticas, ambientales o neurobiológica.

Cambio de enfoque
Mientras que varios estudios han establecido una relación bidireccional entre la depresión, los trastorno del ánimo y la epilepsia, el estudio actual es el primero en investigar este tipo de relación entre esquizofrenia y epilepsia. Los investigadores identificaron 5.195 pacientes con esquizofrenia y 11.527 con epilepsia diagnosticados entre 1999 y 2008. Los resultados muestran que la incidencia de la epilepsia fue mayor en los pacientes con esquizofrenia en comparación con los que no la padecían.

 
 
Autor : José María Medina
 
 
Saludos.

 

La oxitocina intranasal reduce los síntomas psicóticos

PSIQUIATRÍA
Artículo original
enfermedades mentales / Psicosis / Esquizofrenia
22/sep/2011 · Schizophrenia Research.
Fuente:
http://www.psiquiatria.com/
La oxitocina intranasal reduce los síntomas psicóticos y mejora la teoría de la mente y la
percepción social en la esquizofrenia.

(Intranasal oxytocin reduces psychotic symptoms and improves Theory of Mind and social perception in schizophrenia.)

Resumen
La oxitocina tiene numerosos efectos prosociales y vinculados a los antipsicóticos en los animales. Los efectos prosociales de la administración de oxitocina intranasal aguda también se han reportado en los humanos.

Se realizó un ensayo aleatorio, controlado con placebo que prueba los efectos del tratamiento de la oxitocina intranasal dos veces al día durante 14 días en los síntomas psicóticos y la cognición social en pacientes con esquizofrenia. Las puntuaciones de PANSS se redujeron significativamente y varias medidas de cognición social mejoraron de forma significativa o casi significativa de en los beneficiarios de oxitocina (N = 11), pero no con el placebo (N = 9).

Nuestros resultados sugieren que, además de reducir los síntomas psicóticos clásicos, la oxitocina puede disminuir algunos déficits de la cognición social que no mejoraron con los medicamentos antipsicóticos actuales.

Para acceder al texto completo consulte las características de suscripción de la fuente original: http://www.sciencedirect.com/science/journal/09209964

Abstract
Oxytocin has numerous prosocial and antipsychotic-like effects in animals. Prosocial effects of acute intranasal oxytocin administration have also been reported in human subjects.

We conducted a randomized, placebo-controlled trial testing the effects of twice daily intranasal oxytocin treatment for 14 days on psychotic symptoms and social cognition in patients with schizophrenia. PANSS scores declined significantly and several social cognition measures improved significantly or nearly significantly in oxytocin (N = 11) but not placebo (N = 9) recipients.

Our results suggest that, in addition to reducing classic psychotic symptoms, oxytocin may diminish certain social cognition deficits that are not improved by current antipsychotic medications.

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Un esquizofrénico moviliza a policías, bomberos y al 112 en Las Palmas.

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Los pacientes con esquizofrenia son menos exactos a la hora de estimar breves períodos de tiempo.

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Molina, V.; Sanz, J.

Relación entre la duración de la psicosis no tratada y el efecto en el primer episodio de
esquizofrenia:Una revisión crítica y un meta-análisis.
Diana O. Perkins; Hongbin Gu; Kalina Boteva; Jeffrey A. Lieberman.

RESUMEN
La duración de la psicosis no tratada puede influenciar la respuesta al tratamiento, reflejando un proceso patológico progresivo potencialmente manejable. Los autores repasaron la bibliografía sobre la relación de la duración de la psicosis no tratada con la severidad de los síntomas en el primer contacto con el tratamiento y con los resultados del tratamiento y condujeron un meta-análisis que examinaban estas relaciones.

Los artículos en lengua inglesa sobre la duración de la psicosis no tratada publicados en revistas peer-reviewed en julio 2004 se repasaron. Los estudios que determinaron cuantitativamente la duración de la psicosis no tratada; identificaron sujetos de estudio en los cuales se resolvieron los criterios para los trastornos psicóticos no afectivos o próximos al primer tratamiento; emplearon análisis seccionados transversalmente de la duración de la psicosis no tratada y de los síntomas de la línea de base, neurocognición, morfología cerebral, o medidas funcionales o cambio sintomático analizado anticipadamente, respuesta, o recaída; psicopatología determinada con los instrumentos clínicos; y el diagnóstico de los sujetos divulgados (un total de 43 publicaciones a partir de 28 sitios) fueron incluidas en el meta-análisis.

Una duración más corta de la psicosis no tratada se asoció a una mayor respuesta al tratamiento antipsicótico, según lo medido por la severidad de la psicopatología global, síntomas positivos, síntomas negativos, y resultados funcionales. A la hora de iniciarse el tratamiento, la duración de la psicosis inicialmente no tratada se asoció a la severidad de los síntomas negativos pero no a la severidad de los síntomas positivos, la psicopatología general, o la función neurocognitiva.

La duración de la psicosis no tratada puede ser un factor pronóstico potencialmente modificable. Entendiendo el mecanismo por el que la duración de la psicosis no tratada influencia el pronóstico podría conducirse a mejorar la comprensión de la patofisiología de la esquizofrenia y a mejorar las estrategias de tratamiento.

Evolución del concepto de esquizotaxia.
C Vidal Castro; A Palomo Nicolau.

Hipótesis del neurodesarrollo de la esquizofrenia, revisada.
S. Hosseim Fatemi; Timothy D. Folsom.

Edad de inicio y cognición en la esquizofrenia: Meta-análisis.
T. K. Rajji, Z. Ismail; B. H. Mulsant.

 
 
 
Autor : José María Medina
 
 
 
Saludos

 

Factores psicológicos que afectan al estado psíquico

FACTORES PSICOLÓGICOS QUE AFECTAN AL ESTADO PSÍQUICO
M. Roca Bennasar, F. Boatas Enjuanes, C. Agüero Ramón-Llin

Fuente:

INTRODUCCIÓN
En lo que va de siglo se han edificado, con independencia
de su rigor y sus datos empíricos,
casi una decena de modelos sobre las enfermedades
psicosomáticas. El resultado, a
pesar del aluvión de publicaciones, parece menguado:
un breve repaso a los textos fundamentales de la
psiquiatría resulta alarmante y muestra cómo algunos
teóricos de la medicina psicosomática, medicina conductual,
psicología de la salud o psiquiatría de enlace,
claman en un desierto plagado de sordos (1). Como
lectores, uno no sabe a qué atenerse ni con qué carta
quedarse: si con la práctica ausencia de comentarios
en algunos manuales o el cúmulo de confusiones y
vaguedades, mezcla de hipótesis psicodinámicas de
bolsillo y reorganizaciones biológicas conceptuales de
dudosa reputación, que llenan otros textos, cuando
aluden de manera inteligente a los criterios psiquiátricos
sobre algunas enfermedades en las que participa,
de uno u otro modo, el factor psicológico.
La consecuencia última ha sido que numerosos
médicos de familia o especialistas de diferentes ramas
de la medicina, al hablar de algunas enfermedades
como el asma, la psoriasis, la angina de pecho o
el colon irritable, manejan la idea de que el sistema
nervioso tiene “algo que ver” en estos trastornos, sin
precisar muy bien si en la etiopatogenia, en las reacciones
ante una patología crónica, en su curso,
pronóstico, tratamiento o quien sabe si en todos
ellos a la vez. En el mejor de los casos esta información
imprecisa y vaga, a veces teñida de un tono
culpabilizador, llega al enfermo, quien no sabe si
pertenece a la categoría de los enfermos cardiópatas
o psiquiátricos.

Finalmente, en el maremagnum de modelos y teorías,
han sido la emoción y el estrés los principales
argumentos que han ido ganando terreno en el estudio
de las enfermedades bien o mal denominadas
psicosomáticas. Hace diez años, en un lúcido texto
que conserva toda su frescura, Valdés (2) planteaba
la necesidad de definir si la medicina psicosomática
es una perspectiva, un conjunto de trastornos o un
modo de tratar a los enfermos. Proponía desentenderse
de la problemática de las nomenclaturas, concentrarse
en las metodologías y atender únicamente
a las teorías, modelos o experimentos que pretendieran
la especificidad desde cualquier punto de vista,
genético, conductual, situacional o cualquier otro: “el
empleo de modelos reflexológicos (E-R) y el supuesto
etiopatogénico de que la enfermedad es el resultado
de la acción del estrés ha hecho posible una convincente
demostración experimental de que existen respuestas
específicas en cada sujeto, activables de forma
selectiva y, en ocasiones, estereotipada”. En
opinión de Valdés, fuera de esta especificidad el
campo resulta demasiado estrecho para prestarle
atención: la conducta humana está mediada por pro-
cesos intrapsíquicos, es ejecutada con propósitos y
sus consecuencias son sometidas a constantes revisiones
y reajustes, algo que los más conspicuos modelos
que se han acercado a la psicosomática parecen
obviar.

Se diría que existe una gravísima dificultad para
entender que no son uno ni lo mismo los cuadros clínicos
que se describen a continuación: enfermedades
psiquiátricas con síntomas somáticos, trastornos
psiquiátricos en patologías médicas, enfermedades
médicas en cuya etiopatogenia o evolución podrían
involucrarse –si así se demuestra– aspectos psicopatológicos
o de personalidad y, finalmente, reacciones
psicológicas ante enfermedades médicas, especialmente
si estas últimas tienen características crónicas,
incapacitantes o de severidad.

Los antecedentes de la medicina psicosomática se
han venido rastreando desde Galeno. El psicoanálisis
apoyó su gran desarrollo en la medicina psicosomática
a partir de los cuadros de conversión descritos por
Freud y más tarde por Ferenczi. Desde otra perspectiva,
casi opuesta, Cannon vinculó las reacciones de
lucha o huida con el sistema nervioso autónomo ya
en la década de los años 20, hasta que Selye describió
el síndrome de adaptación general y se amplificó
el uso, casi siempre indiscriminado y poco riguroso,
del concepto de estrés. Experimentos con animales y
estímulos estresantes fueron realizados, entre otros,
por Brady en monos y por Seligman definiendo el
modelo de indefensión aprendida.

De cualquier forma, fue Alexander quien afrontó
de manera más profusa los síntomas psicosomáticos
e intentó una pirueta difícil: correlacionar su etiopatogenia
con sucesos fisiológicos y conflictos inconscientes
reprimidos. Sus teorías alcanzaron una paradójica
y sorprendente difusión en Estados Unidos y
su influencia puede detectarse aún hoy sobradamente
en importantes textos psiquiátricos norteamericanos.

Se desarrollaron diferentes publicaciones sobre
enfermedades concretas y se definió el patrón de
conducta A asociado a patología coronaria. La vinculación
de los procesos emocionales con la patología
psicosomática fue postulada reiteradamente a
partir de la teoría de la emoción de Lindsley, así como
la correlación de algunos trastornos con el estrés
prolongado, crónico. Holmes propuso un enfoque
más psicosocial del estrés, en relación con los acontecimientos
vitales y Lazarus enunció un modelo del
estrés de gran trascendencia, concediendo el papel
relevante a los factores cognitivos: el individuo evalúa
cognitivamente las diferentes situaciones amenazadoras
a las que puede verse expuesto de cara al
mantenimiento de su bienestar. En conjunto las alteraciones
psicosomáticas podrían ser el resultado de
un patrón de activación psicofisiológico, estimulado
repetidamente ante exposiciones frecuentes a estímulos
amenazadores, que alteran los mecanismos
reguladores homeostáticos y, secundariamente, el
funcionamiento de uno o varios órganos del cuerpo.

Por diversas razones, las teorías llamadas integradoras,
fundamentalmente la medicina corticovisceral,
han tenido grandes dificultades para su difusión
en el marco clínico e investigador. Como decía Valdés
(2), “se habla de teorías integradoras y no de
concepciones holistas, en un intento de distinguir entre
el descifrado biológico del organismo y sus alteraciones
y otras teorías de “la totalidad” que, obsesionadas
por evitar el reduccionismo, se ocupan de la
sociedad, la infancia, la antropología, los mitos y el
salario mínimo”. Homeostasis, retroalimentación, cibernética,
teoría general de sistemas son los conceptos
y Cannon, Spencer, Jackson, Sechenov, Laborit,
Gray, Stein, Pavlov los nombres de una forma de entender
el organismo que Colodrón ha divulgado en
España, por desgracia sin excesiva suerte. Cuando la
neocorteza, en tanto que órgano mediador entre el
organismo y el entorno, no consigue ejercer su papel
integrador, altera las relaciones cortico-subcorticales,
perturbando el funcionalismo visceral y recibiendo
por tanto aferencias anómalas que colaboran
en su progresivo deterioro: así aparecería la enfermedad
psicosomática. Las características de esta enfermedad
dependerían de la tipología funcional del
sujeto (de sus características de personalidad, si se
quiere), del estereotipo dinámico cortical y del resultado
de los diversos condicionamientos en la interacción
con el medio.

Light My Fire-The Doors

The Doors-Hello,I Love You